Me salva de mí mismo el empleado
de Seur que me trae un paquete. “Hola. ¿Me dices tu DNI?” “11111111 y L de
León”. “O de Lugo, que está más cerca. Es como el que dice S de Sevilla cuando
podría decir de Silleda”. “Pues tienes razón. Me lo anoto”. “Jesús Ares, ¿no?”
“Sí”. “Firme aquí, por favor. Muy bien, hasta luego”. “Hasta luego”, le
respondo, sintiendo que a través de él Él me ha tocado. Un golpe de realidad.
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