lunes, 28 de julio de 2014

Piercings

A un converso la iglesia no le va a pedir que se saque los piercings ni que se borre los tatuajes, como no le pide a ninguna mujer que no se pinte los labios ni que se saque los pendientes. Andando el tiempo ya decidirá él si son o no superfluos y vanos, si estorban o no su crecimiento espiritual, si ofrece o no un aspecto de sí mismo que no se compagina con la identidad interior que lo va configurando. Uno puede decidir que sólo llevará colgada al cuello una cruz; un segundo que sólo la llevará tatuada en su antebrazo; un tercero, que tal será el piercing que se ponga en la oreja.

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