Uno de los grandes aciertos de Carmen Iglesias en su obra No siempre lo peor es cierto es practicar la historia comparada. Comparar la historia de España de un determinado período con la de nuestros países vecinos entierra mentiras, levanta verdades, hace justicia. A propósito de Larra, “magnífico escritor”, dice que “desconoce, como en buena medida desconocerán parte de los románticos y regeneracionistas, la historia real de España, ocupados en grandes trazos generales que tienen más que ven con la filosofía de la historia”. Y continúa:
“Francisco Ayala señaló en La imagen de España que cuando Larra fustiga la pereza española con su famoso artículo «Vuelva usted mañana», tan ampliamente copiado, difundido y alabado (y desde luego magnífica pieza literaria) está escribiendo desde su mentalidad de emigrante afrancesado, que ha recibido en Francia su primera educación, y que observa a España a través de la mentalidad del activo empresario M. Sans-Délai. Pero el fenómeno no tiene nada que ver con la estupidez o la pereza, con cualidades intelectuales y morales de ninguna especie, sino que [...] se trata de un desajuste de pautas culturales. El descuido del tiempo y la informalidad hispana -en contraste con la proverbial puntualidad del británico, para quien el tiempo es oro- corresponde a las condiciones laxas de un ambiente social precapitalista, con una organización que no depende de horarios rígidos, tal como los estudios de Max Weber, Simmel y otros grandes nombres de la época dejaron asentado.
Desde luego, no faltaron voces, como la de don Juan Valera, buen conocedor de otras realidades europeas y americanas, que supieron contextualizar la situación española y llamar la atención sobre la tendencia al «empequeñecimiento de nuestro pasado» y «el olvido que nosotros mismos tenemos de nuestras cosas»; pero no fue esa postura, sino la de crítica y lamentación acerba la que se difundió en buena parte de la gran intelectualidad del siglo XX”.
(La hiedra)
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