sábado, 13 de abril de 2013

El corazón encima de la mesa



Comentaban la impericia de los varones para hablar de esos capítulos de la propia vida a los que siempre acompañan emociones, sentimientos o afectos íntimos. Decía A. que cuando estaba con sus tres compañeros de trabajo, en el presente ya sus amigos, siempre quedaba con la sensación de haber sido impúdica al tratar de algún asunto afectivo de su vida. Tal vez con la excepción de J., X. y X. nunca daban noticia de sus contenidos del corazón. Yo me acordé entonces de una información periodística leída hace un montón de años que versaba sobre el “analfabetismo emocional” de los varones. A., sin conocerme mucho, intuía que yo no entraba en esta lista e intuía bien. No soy introvertido a tales efectos: pongo el corazón con facilidad encima de la mesa.

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