Ay, Sancho, Sancho, que todo lo de tu amo lo tienes por chifladura y quimera excepto la ínsula prometida. Aquí ya no ves locura sino ocasión de salir bien regalado, así se hable de magos encantadores o de princesas micomiconas. Inoportunísima sería aquí la cordura para tu goloso interés, Sancho amigo.
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