Si un director de cine necesita un rostro femenino que refleje cinismo, burla, indiferencia y ultraje, ninguno mejor que el de Isabelle Huppert. Claude Chabrol así lo vio y ahí están, entre otras, La ceremonia y No va más, para comprobarlo. Abundando en lo mismo, sería la actriz que yo elegiría para encarnar a alguien que, varado en un marasmo complaciente, sólo saldría de él atraída por el deseo de cometer unos cuantos crímenes.
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