El sol se le ponía en la frente, hermoseándolo. Bien pudiera decir que lo llevaba sobre el hombro, como si fuera un niño, o un pájaro. Desalojaba sus humedades, que en los huesos y en la piel criaban todo tipo de moho. El sol, con su rayo, lo hacía reverdecer.
2 comentarios:
Brillante y luminoso como el mismo sol. Sí que se le echaba en falta
"Lo llevaba sobre el hombro, como si fuera un niño, o un pájaro", es inolvidable, merecería un dibujo.
Gracias.
Habrá que pintarlo, pues. Gracias, CB.
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