martes, 30 de enero de 2018

Jacqueline Bisset

Al desconocer que iba a encontrarme con Jacqueline Bisset en El amante doble, de François Ozon, tuve una alegría mayor que la que hubiese tenido de haberlo sabido. De repente apareció con sus bellos ojos azules y yo me dije “¡guau!”. Tardé en enterarme de que es una actriz británica. Al llamarse Jacqueline y tenerla asociada a La noche americana, de Truffaut, siempre pensé que había nacido en suelo francés. En cierto modo es así, pues su madre era del país galo. Su dueto con Candice Bergen en Ricas y famosas, de George Cukor, es absolutamente inolvidable. De la mano del expertísimo director de mujeres, levantan entre las dos una película portentosa, puro y gozoso cine. Pero el primer plano que viene a mi memoria siempre que pienso en ella es el de la mentada película de Truffaut, aquel close-up que la muestra felina e increíblemente hermosa. Ella aparece tras la claqueta, y yo reproduzco en mi cabeza su golpe y digo: “¡acción!” Todos los seres humanos somos nuestros ojos pero unos lo son más que otros. Es el caso de Jacqueline Bisset.

No hay comentarios: