La ideología de género es diabólica. Satán, el
padre de la mentira, es también el padre de la confusión. Donde ya no hay
género masculino ni femenino sino la confusión de los mismos, ¿no ha de ser rey
el ángel caído? Bajo esta luz me parece un acierto genial que Mel Gibson, en su
película La Pasión, haya presentado al diablo como una figura andrógina,
que por ser masculina y femenina a un tiempo no es ni lo uno ni lo otro ni todo
lo contrario, sólo confusión, mentira, enredo. Al eliminar la diferencia sexual
se eliminan los límites, el límite, y se cae en la hybris.
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