viernes, 30 de diciembre de 2016

Raros, raros

Los seres humanos somos raros, raros, tanto que nunca esperarías que una mujer, solo “vestida” con cuerdas, tras declarar ante la cámara del director austríaco Ulrich Seidl en el documental En el sótano, que le pone el sadomaso, diga también que ¡trabaja en Cáritas para luchar contra la violencia de género! Al oírlo, tanto se me arquearon las cejas que casi me salen disparadas hacia el techo. Pero no era el suyo ningún capricho flâneur. De dos matrimonios había salido literalmente apaleada y tuvo claro que iba a luchar contra esta lacra. Que, además, de resultas de ello, le quedará un gusto por el sadomaso ya es para echarse más bien a llorar.

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