Si duermo mal, la posibilidad de
tener un sueño extraño y rarísimo es bastante alta. Como lo de la lluvia de la
entrada anterior, también esto me ocurrió en Madrid. Y dice así (el sueño):
Estoy durmiendo y me despierto porque oigo ruidos. Veo entonces que la mujer de
la limpieza está dentro haciendo lo suyo, cosa rara, porque es tempranísimo y
además ha entrado sin llamar. Le largo un ¡pero bueno! y al instante, al lado
derecho de mi habitación, se descorre la pared y aparecen más personas, que
parecen estar asomándose a otra habitación. Me entero entonces que en este otro
cuarto se graban tríos sexuales. Escandalizado, me voy a toda prisa a recepción
para pagar y marcharme cuanto antes. El recepcionista me dice que, dentro del
pago, se incluye la compra obligatoria de una salchicha o cosa parecida. Yo le
largo un ¡ni de coña! y, furibundo, salgo pitando a la calle en busca de un
policía especialista en cuestiones de consumo. Cuando estoy a determinada
altura de la calle empinada que estoy subiendo, me vuelvo y veo que se ha
formado una auténtica algarabía enfrente del hotel. Me parece atisbar que entre
la multitud hay policías. Regreso y lo que descubro es que, tras salir yo, el
recepcionista, para atraparme y hacerme pagar, había hecho lo mismo. Al comprobar
que no iba a lograr pillarme, había llamado a los guardianes del orden. Aquí ya
no recuerdo muy bien lo que pasó, pero es posible que me hubiese liado a
tortazos con unos y con otros.
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