¡Madrid in the rain! Siempre me había encontrado un Madrid cubierto por un
majestuoso cielo azul y tuvo que ser precisamente la vez en que Don Francisco,
mi médico, se despidió de mí porque deja la consulta para “dedicarse a otras
cosas” (¡con 92 años!) la que me permitió disfrutar de un Madrid con lluvias
abundantísimas, cosa que nunca antes me había ocurrido. Me encantó pasear por
sus calles bajo un pequeño paraguas y sentir cómo los fondos de mis pantalones
y mis zapatos se mojaban cada vez más. Ni el musical El rey León, ni la exposición Renoir:
Intimidad, ni la obra de teatro La
última sesión de Freud, ni Hitchcock,
más allá del suspense, me gustó tanto como la sacudida que me propinó un
Madrid por fin lleno de lluvia.
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