sábado, 21 de diciembre de 2013

Dios es desconcertante

Dios es desconcertante, escribe más de una vez Javier Gomá en Necesario pero imposible, siempre en cursiva. No pocas veces se le habrá aplicado a Dios este adjetivo dentro de la tradición cristiana. Pero lo entenderíamos mal si pensásemos que le es esencial a Dios desconcertar al hombre, sorprenderlo por aquí cuando éste lo esperaba por allí, como si jugase con él al escondite. Precisamente a esto, al escondite, no ha jugado, toda vez que se ha revelado del todo y para todos en el Hijo. Hablaríamos por eso con más propiedad si dijéramos que Dios nos desconcierta porque, dadas la profundidad y libertad infinitas de su amor y su sabiduría, es inevitable que lo haga, en beneficio siempre de una paz que nos sane con mayor fuerza cada día.

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