sábado, 16 de noviembre de 2013

Qué par

Yo y mi perfeccionismo, mi perfeccionismo y yo, ¡qué par! De los dos el mejor soy yo, por supuesto. Él, en cambio, venga a chinchar, a tirarme de la oreja, a darme golpes en la nuca. No para, el tío, y mira que es cansado lo suyo. Pero a ver quién le dice que se coja unas vacacioncitas, si puede ser en Australia. Pero no, él es estajanovista, “para servirle a usted, señor mío”. 

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