jueves, 21 de noviembre de 2013

Dar la cara

“Que dé la cara”, decimos, cuando retamos o exigimos a alguien para que, después de haber hecho algo reprobable, comparezca y de razón de su acto. Y muchas veces la expresión va seguida de un “si se atreve”. Fuera de este contexto polémico, “dar la cara” es lo que todo hombre debe hacer, como persona situada en el mundo, ante sí mismo, ante los demás y ante Dios. Pero antes que un deber ya es un hecho inmediato: no se es ni se está en el mundo sin dar la cara, o dicho de otra manera, sin ofrecer un rostro. Ser persona es en primerísimo lugar ser un rostro y es imposible esconderlo. La posible exigencia o petición posterior -“da la cara”, “muéstrame tu rostro”- parte del hecho de que previamente ya uno es lo que es y quien es porque da cara, porque muestra rostro.

No hay comentarios: