viernes, 19 de octubre de 2018

Sin el más mínimo esfuerzo


Bien puede la mano, nuestro maravilloso instrumento prensil, dejar de serlo para devenir mero instrumento digital: su única ocupación sería entonces la de pulsar botones con el dedo (y aun esto podría desaparecer si es que finalmente todo se activase a través de un microchip instalado en el cerebro). Las manos ya no tendrían que alargarse para agarrar ninguna cosa: tenedores, tomates, esponjas de baño, volantes de automóvil, cordones de zapatos, cremalleras, raquetas, pelotas de baloncesto, palos de golf, manzanas, la arena de la playa… Sí, esto es lo que pasaría si el hombre se recluyese en un mundo virtual que satisficiese todas sus necesidades sin tener que hacer ni el más mínimo movimiento físico. Pero, por otro lado, esto no dejaría de ser un signo de su plenitud futura, la de los hombres resucitados con cuerpos gloriosos, en la que el espíritu tendría un dominio completo sobre su cuerpo y por lo tanto todo lo que quisiese hacer lo haría “sin el más mínimo esfuerzo”.

1 comentario:

Josefina dijo...

Pero que sea en el futuro, con los cuerpos gloriosos. Aquí y ahora "no pega".