¿Por qué no te vas, mente mía, por las lunas de
Júpiter? Pero no, como un Leopold Bloom de pacotilla todo es siempre el mismo
ronroneo en torno a las manías, las obsesiones, las quisquillosidades, las
naderías mil que circulan a su aire sin ton ni son. Sin embargo aquí, en este
mirador de nubes, algo bello y silencioso se cuela de vez en cuando.
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