jueves, 1 de marzo de 2018

Pues mire, no, gracias, yo quiero moverme


Me causan repelús todos los esfuerzos que quieren ahorrarnos las nuevas tecnologías. Parece que llegará el momento en que no tendremos que mover ni un solo músculo de nuestro cuerpo para que las cosas funcionen. Llegaremos a nuestra casa y la inteligencia artificial instalada en algún sitio advertirá nuestra presencia y entonces se abrirá la puerta ella solita, las luces se encenderán, otro sensor se dará cuenta de lo fatigado que estoy y me invitará a tomar un vaso de agua y a sentarme en el sofá, el cual, monitorizado también él, ya me recibirá con el respaldo inclinado hasta el punto exacto que necesita mi zona lumbar. Pues no, yo no quiero esto, no quiero que se me atrofie el cuerpo, mis manos necesitan moverse, utilizar el  picaporte y empujar la puerta, acudir al interruptor para encender la luz, manejar la clavija del sofá hasta situarlo en el ángulo en que yo sienta que es el adecuado. Este ahorro de esfuerzo al que se me invita (¿o que se me impone?) me parece un ataque en toda regla a la movilidad de mi cuerpo que casi diría yo que es también la movilidad de mi espíritu.

3 comentarios:

Josefina dijo...

Tal cual; estoy de acuerdo.
¿Se acuerda de "La Pradera" de Bradbury?: https://bookhunters-comunidad.blogspot.com.ar/2016/03/la-pradera-cuento-de-el-hombre.html
Espeluznante y... ¿profético?

Jesús dijo...

No podía acordarme porque no lo había leído. Pero, tras haberlo hecho, sí, debo decir que es espeluznante y que, ojalá, no se cumpla nunca, nunca. Qué horror.

Muchas gracias por dármelo a conocer, Josefina.

Josefina dijo...

De nada.
Ray Bradbury tiene mucho que vale la pena.