Decimos “muchas” en vez de “muchas gracias”,
“buen finde” en vez de “buen fin de semana”: ¿es la tendencia habitual a
apocopar el lenguaje o es que ahora tenemos menos tiempo, vivimos más deprisa y
hasta fuelle nos falta para decir la frase entera? ¿Apocopamos también la
realidad, la acortamos, la hacemos más breve y por ello menos intensa? ¿Es hoy,
y más que nunca, el hombre la versión corta de sí mismo?
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