Su
padre no sólo murió de cáncer sino que además tuvo tremendos dolores, lo que lo
empujó, furibundo, a dirigirse al médico para que se lo evitase sin dilación.
No sé si, de no haber muerto en estas circunstancias, su duelo habría sido
menos duro, pero el caso es que le hizo frente con un do pecho, en el que se
dijo a sí mismo: “Vale, esto va a durar alrededor de un año o sea que
p’alante”. Y, así, sabiendo que el tiempo de duelo tenía sus meses contados, se
tiró con arrojo a la piscina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario