Tras leer Born to run, la autobiografía de Bruce Springsteen, me estoy dando
un nuevo chapuzón en la música de este cantante, que, si ya me parecía
extraordinario, me lo parece ahora todavía más tras haber comprobado que es un
excelente escritor, con altísima sensibilidad y fina inteligencia. Y un hombre
bueno, además. Al contacto otra vez con su música, su voz y su presencia, todas
mis filias pro Bruce han resucitado. Su éxito mundial, el suyo y el de la E
Street Band, está más que justificado pues ofrece oro puro, en todo el trayecto
que va desde el inicio de la composición de una canción hasta su ejecución
sobre un escenario. En todo momento se está ofreciendo a sí mismo, y me
pregunto si, sin esta entrega de sí, es posible alguna creación artística que merezca
tal nombre.
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