La piedra dura es el hermano, en la que tropiezas, pero que te salva de ti mismo.
La limosna que te da Dios hoy es solo para hoy. Mañana tendrás que pedir otra.
Oh, Dios, no me dejes en mis manos.
Se suceden estados raros y no acierto a comprender quién los guía.
¿Cómo se logra la transición de la soledad a la compañía? ¿Es necesario que se rompa algo?
Vosotros sois mis amados y no acierto a serviros.
Lo que ahora me das, después me lo quitas. Qué rara es tu paz, Señor.
La pregunta del hermano nos hace ver lo que de otro modo no veríamos.
Quien escucha siempre triunfa.
Cualquier cosa que no sea estar aquí ahora no es estar aquí ahora.
Me quedo con vuestros nombres y así os conozco.
2 comentarios:
Te sigo, me encantan tus textos gracias por seguir compartiendo, un abrazo Suso
Muchas gracias a ti.
Un abrazo, Ana.
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