martes, 12 de mayo de 2015

El maestro hortelano

Luis, mi hermano mayor, es el maestro hortelano de nuestra casa. Tomó el relevo de nuestra madre y la contenta con una huerta a la que, valga la redundancia, siempre contenta. Es infatigable y cuida las hortalizas y árboles con auténtico mimo y creo que con bastante acierto. Aquí remueve tierra y allí la saca, hace aquí un surco y aplana allí, planta y trasplanta, poda, esterca, abona, rodriga, cubre, alambra, acompañado por un movimiento del hombro que es su tic de toda la vida, casi chaplinesco. A veces es un poco termineitor y arranca alguna flor que él cree que estorba su labor pero que estaba allí porque nuestra madre quería que estuviese allí, con lo cual se gana la consiguiente reprimenda. Ahora, más le conviene, pregunta antes. Sobre “su” materia considera que los demás no tenemos ni idea, lo que en mi caso es totalmente cierto, y con cierto refunfuño y bronca, el de una persona tímida, a más de uno de mis hermanos y de una de mis hermanas se lo ha recordado. Nosotros, que ya lo conocemos, nos (son)reímos. En cualquier caso, ciertamente, es él el maestro hortelano.

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