Causa vértigo, un asombroso vértigo,
pensar que Dios “cupo” en el vientre de una joven de Nazaret, María; que cupo
en el cuerpo de un bebé, de un infante, de un niño, de un adolescente, de un
joven, de un adulto: que “cabe” y es ya para siempre el alma y el cuerpo de un
hombre. Este vértigo el cristiano lo supera en la adoración.
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