En verdad os digo que quien
deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por
el evangelio, recibirá ahora, en este tiempo cien veces más (¡bien!), casas (¡estupendo!) y
hermanos y hermanas (¡qué gozada!), y madres e hijos y tierras (¡bueno, bueno,
bueno!), con persecuciones (vaya...).
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