Crezcamos juntos, veámonos en la misma senda del tiempo. No huyamos de esa mirada mutua en que la soledad ante el avance de la vida se diluye. Que nuestras arrugas sean las mismas, todas las caras un único campo para el arado que devana las horas. Como los amantes, deseemos vernos en un envejecimiento acordado.
7 comentarios:
Amigo, has dado la receta del éxito en el matrimonio...
Pues si llego a estar casado, ni te cuento.
Uf, Suso, lo has puesto en la clave que es crecer... mientras se envejece. Pero como hoy hay terror a eso del envejecimiento, pues nada, seguimos en plan adolescentes enfadados con la vida y por cumplir años juntos o separados, da igual.
Un abrazo
Aurora
Mi llamada a crecer juntos no va dirigida a un tú singular, sino a un tú plural, el conjunto de seres queridos (familiares, amigos...) que uno tiene en torno a sí: todos formando un frente común en la nave del tiempo.
Crecer al lado de otro es un esfuerzo de Titanes. Esfuerzo que nuestra generación no está dispuesta a pagar en aras de aquello de que mi proyecto personal no se ha cumplido... o está por cumplirse. No hay hueco para el otro... Peterpanes perdidos en el yo cómodo de la infancia.
Ese frente común en la nave del tiempo, a veces, es de una soledad infinita... pocos se quedan remando cuando el temporal arrecia. Pocos, pero inmensos en su esfuerzo, eso sí.
¡Ojalá que a nadie le faltasen esos pocos con los que remar!
Ojalá... sí.
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