martes, 14 de octubre de 2008

Memoria de la sonrisa

La memoria es el primer purgatorio de la vida: del pasado nos deja la pepita de oro sin el barro que la escondía. Pienso en esto al darme cuenta de que recuerdo a las personas que quiero, ya sean idas al otro mundo ya permanezcan en éste, sonrientes. Mi memoria las filtra y sólo retiene su sonrisa, echando a un lado el resto todo. Me llegan sus rostros y nada hay que delate otra cosa que una historia sonriente, como si fuera ésta la trama última de la vida, de sus vidas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

tienes razón al decir, que lo único que realmente merece la pena es rememorar los buenos momentos y ese instante fotográfico, que nos recuerde un flash de alegría de cada persona en nuestra mente y nuestra vida, desdeñando aquello que no tiene importancia, que lo único que consigue es desvirtuar nuestro interior y la imagen lejana de los demás sin aportarnos nada positivo.
Un buen momento, conseguirá siempre olvidar mil penas.

RD.

Yo misma dijo...

Es sano recordar lo bueno del pasado, no entiendo a las personas que se dedican a lustrar los episodios más oscuros de su vida. Y sí, es cierto, cuando miras hacia atrás, ves sólo sonrisas tiernas de oreja a oreja, aunque obviamente, si quieres también puedes ver sonrisas irónicas, de desprecio, de superioridad, etc., yo prefiero las que sugieres.