Somos espectadores y actores a un tiempo. Nos contemplamos haciéndonos y nos hacemos contemplándonos. En momentos determinados, nos escoramos ya hacia el espectador ya hacia el actor. Así, unas veces nos parecemos más al que se sienta en la butaca y otras al que actúa en el escenario, aunque la mayoría de las veces somos una mezcla indiscernible de las dos cosas. Supongo que habrá vidas cuya acción sea un puro mirar desde la barrera y otras cuyo mirar sea un puro torear dentro del coso. Pero nunca estamos tan afuera que sólo contemplemos ni nunca tan adentro que sólo actuemos. Somos un intermedio, un medio "entre", esto "y" lo otro, siendo esta "y" muchísimo más que una suma: una síntesis que se nos escapa siempre hacia el misterio.
4 comentarios:
En este raro instante soy un puro espectador que te aplaude y que te comenta (estás también sentado a mi lado): oye, qué bien.
Gracias por cederme un sitio para sentarme a tu lado, Enrique.
Un abrazo.
Me sumo a las alabanzas del amigo Enrique. Y añado: qué difícil, a veces, cuando nos miramos desde fuera y vemos lo que hacemos y nos mandamos parar si estamos actuando (o actuar si estamos parados) y no nos obedecemos. Y por qué, a veces, nos vemos actuando cuando ya es demasiado tarde como para detener la tragicomedia...
¡Qué hermosa glosa, Juan Antonio, y qué razón tienes!
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