viernes, 6 de abril de 2018

La expulsión de la simplicidad


Al salir del Paraíso, el hombre dejó atrás el don de la simplicidad y quedó abocado a la dificultad. Allí todo lo entendía a la primera porque la unidad lo presidía todo. No existía ningún tipo de fractura; todo estaba en línea, al alcance del primer vistazo, de la primera operación de la mente. Fuera del Paraíso, rota aquella unidad, dejó de existir esa línea continua que lo enlazaba todo y le permitía al hombre acceder sin el más mínimo esfuerzo a la omnicomprensión. Ahora su mente no avanza sino a trompicones, no entendiendo o entendiendo mal, porque ya no está en comunión con la realidad y la inteligibilidad de ésta se le escapa una y otra vez. Al perder su santa simplicidad perdió la capacidad para acceder a la simplicidad del mundo.

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