lunes, 12 de junio de 2017

C. 3

Sobre aquella remota vida mía con C. no tengo ningún recuerdo concreto, sólo, como ya dije dos entradas atrás, la de su cara de ratón bueno que ahora, sin embargo, más me parece la de un gatito. No me acordaba yo por tanto de que él y mi también amiga de la infancia y juventud, A., habían sido novietes. A. murió en el año 2009 pero C. me dijo que se había enterado no hace mucho. Además de para verme a mí, había venido a Silleda por lo tanto también para ver la tumba de A. Pero el encuentro con su prima R. no sólo limitó nuestro encuentro a una hora sino que le impidió igualmente acercarse al cementerio. Me dijo que el mes que viene lo planearía mejor, de modo que pudiésemos alargar nuestra conversación, visitar el lugar donde nuestra amiga está enterrada y también otros sitios que fueron escenario de aventuras y vivencias comunes.

Mi hermano Ramón había comido en casa y por eso, por la tarde, recibí un whatsapp de su mujer, Mude, en el que me pedía que le diera a C. de su parte un abrazo cariñoso. Tampoco de esta amistad entre mi cuñada y mi amigo guardaba yo ningún recuerdo. Poco a poco, en torno a él, como ondas expansivas, se van añadiendo circunstancias olvidadas por mí y que completan el cuadro en el que en principio sólo me veía a mí mismo con C..

No hay comentarios: