jueves, 27 de octubre de 2016

Llega el circo

Un nuevo circo aparcó su carpa en Silleda el pasado fin de semana. Alguien me comentó que, dadas las alarmas animalistas, muchos municipios de Galicia, unos cuarenta o cincuenta, ya no permiten a los circos acampar en sus terrenos si tienen animales viviendo en condiciones infra-animales. Es cierto que es penoso ver, sobre a toda a las grandes fieras (leones, tigres, elefantes), encerrados en sus jaulas sin apenas sitio para moverse. Recuerdo que hace ya muchos, muchos años, al pasearme yo ante el circo que entonces estaba en mi pueblo, me causó una pena infinita ver a los enormes paquidermos sujetos y sin apenas poder hacer otra cosa que balancearse un poco. Vale, sí, me sumo también esta vez, como en muchas otras, a la nueva sensibilidad animalista, pero, ¿qué deberían hacer los dueños de los circos con sus leones y tigres y demás fieras? No se les puede negar el pan y la sal a ellos y a su gente sin ofrecerles algún tipo de transición a los nuevos tiempos. Que les den muy buenos dineros, por ejemplo, por todos esos animales que a buen seguro estarán mejor en terrenos amplios en los que puedan desplazarse a su gusto. A cambio, los animales compañeros tradicionales del hombre: perros, caballos, y hasta monos, aguantarán muy bien el tipo en compañía de sus amos y amigos cirquenses y con ellos podrán seguir haciendo las delicias del público.

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