Un
nuevo circo aparcó su carpa en Silleda el pasado fin de semana. Alguien me
comentó que, dadas las alarmas animalistas, muchos municipios de Galicia, unos
cuarenta o cincuenta, ya no permiten a los circos acampar en sus terrenos si
tienen animales viviendo en condiciones infra-animales. Es cierto que es penoso
ver, sobre a toda a las grandes fieras (leones, tigres, elefantes), encerrados
en sus jaulas sin apenas sitio para moverse. Recuerdo que hace ya muchos,
muchos años, al pasearme yo ante el circo que entonces estaba en mi pueblo, me
causó una pena infinita ver a los enormes paquidermos sujetos y sin apenas
poder hacer otra cosa que balancearse un poco. Vale, sí, me sumo también esta
vez, como en muchas otras, a la nueva sensibilidad animalista, pero, ¿qué
deberían hacer los dueños de los circos con sus leones y tigres y demás fieras?
No se les puede negar el pan y la sal a ellos y a su gente sin ofrecerles algún
tipo de transición a los nuevos tiempos. Que les den muy buenos dineros, por
ejemplo, por todos esos animales que a buen seguro estarán mejor en terrenos
amplios en los que puedan desplazarse a su gusto. A cambio, los animales
compañeros tradicionales del hombre: perros, caballos, y hasta monos,
aguantarán muy bien el tipo en compañía de sus amos y amigos cirquenses y con
ellos podrán seguir haciendo las delicias del público.
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